Gema. Madrid. Mi marido lo sabe.

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Viernes 2 diciembre 22.



Es un viernes como cualquier otro viernes en la vida de la gente, es decir, para los que no tienen que trabajar ni el sábado ni el domingo (que hay mucha gente que si trabajan dichos días de la semana) en donde se presenta el descanso laboral deseado. También porque la semana que viene tenemos un gran acueducto vacacional, y claro mucha gente incluso que se toman sus previas vacaciones navideñas en este día. En mi caso no, jajaja, además, tenía que trabajar no solo el domingo (que jode mucho, sino los días no festivos de dicha semana) por lo que para mí no era un viernes normal y corriente, sino casi como un martes comúnmente dicho.


Teniendo en cuenta que vivo en una ciudad que precisamente no duerme mucho, y alojado en un ático en donde se echa de menos sobre todo por la noche el silencio que puede tener cualquier persona que viva lejos de una ciudad, esa paz que a veces es hasta un lujo, pues me disponía a ver el atardecer desde mi amplia terraza con vistas al parque El Retiro. A veces es bueno tener unas vistas alucinantes, incluso relajan más que ir a un Spa o a una sesión de masajes. 


Estoy mirando mi portátil, el correo y veo un nuevo e interesante mensaje que no entra en la carpeta de spam (correo no deseado, para quien a día de hoy no sepa lo que es) sino que entra en la carpeta principal porque tiene también gmail. Es lo que pasa cuando son de la misma compañía de correo. Y leo en el asunto “Buenas, pero qué muy buenas noches” teniendo en cuenta que eran las siete de la tarde y ya estaba anocheciendo, pues me intereso seguir leyendo, en lo que ponía textualmente y no miento “Tengo total libertad en casa para buscar un hombre que me satisfaga sexualmente. Mi marido ya no funciona así que me deja que me busque amiguitos, siempre y cuando lo respete en otros sentidos, claro. Sentimentalmente soy de él pero, sexualmente, puedo ser completamente tuya y esta noche sin ir más lejos, que no hace falta que nos esperemos una vida entera con mensajitos, para que te decidas… Te vienes a mi casa y follas conmigo o voy yo a la tuya?”. 


Sinceramente. La propuesta era ante todo muy morbosa, sobre todo cuando sigo leyendo “Me gustan tanto jovencitos potentes y vigorosos como maduros atractivos y que sean muy activos. Siempre y cuando me dejes bien relajada y agotada me da exactamente igual lo que seas”, esto si que es una mujer que sabe lo que quiere y donde buscarlo.  Al final del mensaje ponía “Estoy buscando muchísimo sexo, cuanto más salvaje sea mejor que mejor. Mi marido ya no funciona como antes y como es consciente de esto me deja de hacer todo lo que me apetezca. Soy una mujer casada de 49 años, mis ojos son azules, mi complexión bien cuidada es normal, tengo el pelo gris porque me gusta cambiar de color a veces, soy muy activa sexualmente y quiero saber si estás libre esta noche para que tengamos un encuentro bastante caliente, que con el frio que hace, apetece mucho. Vivo por la zona de Moncloa por si te viene bien, aunque también yo puedo ir a la tuya, si no estás en el norte del pais, jejeje, me pilla algo lejos para lo que necesito urgentemente. Qué me dices guapo?”.


Podría incluso pensar que es de esos mensajes trampa que luego te llevan a una página de contactos en donde si no pagas, no consigues ni que te hable una máquina, pero a veces hay que arriesgarse y entonces sin dar muchos detalles, le mande un mensaje de respuesta que decía así, porque lo tengo aún en mi bandeja de enviados “Hola guapa. Sorprendente tu mensaje y claro, directo y conciso. Pues bien, yo tengo casi tu misma edad, es decir, tres años más, por lo que no me considero un jovencito (jajajaja, aunque por dentro siempre lo soy) ni un maduro, pero si soy lo que vulgarmente se llama “Un hombre activo sexualmente y quiero dejarte rotos tus agujeros”. Yo ya estuve casado, pero ahora soy felizmente divorciado. Mido metro noventa, pelo castaño con algunas canas que no quiero evitar, es la experiencia de la vida. Vivo por la zona de El Retiro, no dentro del parque, jajaja, no lo permiten aún, y no tenía nada pensado para esta noche. Al ser divorciado, vivo solo, eso sí, en un ático, así que, el morbo de follar en la terraza yo ya lo he cumplido, por si quieres hacerlo tú. Pero no tengo problema alguno en ir a tu casa y follarte en todos los rincones posibles, con público (tu marido si quiere mirar) o sin él, me da igual, mientras que no se convierta en director de cine porno, me va bien. Solo decirte que, si mido tantos centímetros, mi polla no es igual de larga, lo siento, esa regla de tres nunca ha sido real en mi caso, pero si te diré que es gorda, te tapará bien. Se mueve muy bien, ninguna mujer se ha quejado de ello y lo más importante para mí, aguanto sin soltar leche más de dos horas, por tanto, imagínate el sexo salvaje que te puedo meter si quedamos por ejemplo en una hora o dos, porque no estamos lejos del todo. Besos en tus pezones y clítoris, que es donde se debe siempre besar a una dama caliente, ni en las mejillas ni en la mano o boca.”


Si. Lo reconozco. Soy chulo. Prepotente, e incluso se podría decir que un lanzado calienta coños o calienta tangas o moja vaginas, porque ya me lo han dicho muchas mujeres antes de probarme. Luego, tras sus orgasmos seguían diciéndolo, aunque ahora ya riendo porque lo comprobaron realmente. 


No soy actor porno. Tampoco soy un semental, simplemente un hombre que ha sabido sacar un potencial en mujeres que estaban “mal folladas” a lo largo de sus vidas, y eso se aprende, no se nace con ese don.


No esperaba respuesta de dicha mujer, pero de repente veo un nuevo mensaje el cual pone “Me llamo Gema. Prefiero ir a tu casa porque eso de follar mirando las estrellas y el parque que tienes al lado, me ha motivado. Este es mi número de teléfono, y para que veas que voy en serio para quedar a follar contigo hoy, en breves horas, te mando un par de fotos, una vestida, con lo que me vas a encontrar cuando abras la puerta. La otra es desnuda, para que veas lo que vas a disfrutar. Y una tercera, metiéndome en la ducha, porque si no me dices nada más y recibo un mensaje en mi móvil o una llamada, hoy tenemos una cita sexual cumplida los dos. Por cierto, me muero porque me rompas mi culito con ese trozo de pene gordo que tienes. Besos en todo tu capullo”.


Efectivamente, se adjuntaban tres fotos.


La primera vestida con un vestido negro casi diría yo que de una tela semi transparente, porque se le notaban los pezones e incluso su pubis depilado, pero no nos engañemos, porque las mujeres saben que existen sujetadores que también se transparentan los pezones, y en los tangas los hay de color carne, es decir, si no lo tienes a escasos milímetros de tus ojos, te pueden hacer pensar lo que no es. Por otro lado, en la foto desnuda, comprobé que efectivamente tenía su pubis totalmente depilado, ya que estaba de pie con las piernas abiertas y creo que la foto se la haría o un amigo o su marido, porque se veían perfectamente unas tetas ni muy grandes ni pequeñas, pero a no ser que se hubiera operado de ellas, estaban en su sitio, es decir, no caían por la gravedad de la vida. Pero las note demasiado redondas, es que a veces me fijo demasiado en los detalles, aunque eso no era un problema, no follo tetas, follo bocas, coños y culos de mujeres, las tetas normalmente las uso para apretar, estrujar, estirar pezones e incluso morder o chupar, pero no las follo, no hay donde meter de por sí sin usar las manos de ella, jajaja. También me fije en la tercera foto, la de la ducha, en donde se le veía perfectamente que tenía buenos juguetes al lado, por lo que también sabiendo cómo es un juguete sexual de tamaño, te haces una idea de cómo es el cuerpo de la mujer, si alta o baja, si gorda o flaca y lo más importante, si los tienes para su uso personal o para jugar. Cuando los tienes en la ducha, pegados en los baldosines, no es precisamente para apoyar la esponja de baño o para colocar las toallas, jajaja, que a veces lo he visto en alguna película porno. ¿Para imaginación? El porno, jajaja.


Entonces, yo le iba a enviar un mensaje, pero quería comprobar realmente si no me mandaría a una página web, por lo que decidí llamarla. 

Me contesto una voz dulce y entonces le dije que le mandaría una foto de mi cuerpo, no tan sexy como el suyo, pero lo que se iba a comer por su boca, coño y culo se lo mandaba por mensaje. También mandando mi ubicación. Entonces me dijo que se iba a dar una ducha rápida, para poder vestirse y así no tardar más de una hora en llegar a donde yo vivo. Así también no nos enrollábamos hablando. Podría haber enviado una foto de mi polla, para ir calentando más su mente caliente que ya tenía, pero pensé que a veces es mejor la sorpresa en directo que en una foto. Además, esa mujer, con la vida sexual que tendría, estaría harta de ver lo que comúnmente se denomina “fotopollas” (o “fotovergas” o “Cockpicture” dependiendo de en qué país vivas) pero pensé que, si ella no me ha enseñado ni su vagina ni clítoris abiertos, ni su culo o ano abierto, yo tampoco tendría que revelar lo que en breve se iba a comer su cuerpo, así que lo deje sin enviar. No soy de demostrar lo que necesita una mujer, si quieren ver, que queden. Es lo que tiene las citas a ciegas, que nunca sabes que te vas a encontrar, por muy bien que te lo pinten, o incluso te manden fotos de hace diez años, que las hay.


Como suelo ser previsor, tenia de todo en mi apartamento, mejor dicho, ático. Comida de sobra para los dos, que siempre hay que recuperar fuerzas. Bebidas tuve que comprar unas en la tienda de color verde y en forma de triángulo, que no patrocina dicha historia, pero mucha gente la conoce, ya que tengo una justo a cuatro números de mi calle. Bebidas alcohólicas, tanto vino de Gourmet como alcohol que, aunque yo no bebo alcohol, siempre hay que tener algo en caso, para visitas inoportunas o incluso alguna vecina o vecino que te viene a contar sus problemas, por si tenías dudas, bueno, a las vecinas las intento escuchar sin pensar en quitarles toda la ropa, a los vecinos, simplemente les pongo el alcohol malo que se vende y tira para atrás. También tenía mis consabidos lubricantes, tanto para esos culos ricos de mujeres, como también vaginales, hay que ser atento con ellas, no podemos pensar que ellas tienen que traer todo. Y por supuesto, juguetes sexuales, ya que una mujer que sea ardiente y caliente sexualmente, si no ha probado un juguete, es mejor hacerlo en plena follada, por el simple motivo de que vean que también eres de mente no cerrada.


Y me preparé para darme una ducha relajada, enjabonando todo mi cuerpo, incluso pasar la máquina de afeitar por alguna zona en que ella pudiera pasar su lengua y no encontrarse algún pelo de dos o tres días, que si a mí me da algo como repelús cuando como un coño y tiene una mata de pelo en donde casi hay que ir con linterna para encontrar el clítoris, me imagino que ellas, prefieren tragar nuestras herramientas con su boca, sin encontrar algún pelo, aunque para gustos no digo nada, hay para todos y todas.


Salí de la ducha, pensando que aún me quedaría algo así como media hora en que llegará esta mujer, así que, con mi albornoz con capucha, me senté tranquilamente en el salón, totalmente desnudo, a veces me gusta estar cómodo, pero sin ser verano. Y oigo el timbre del portal. Me extraño que fuera Gema, ya que le había dicho que me mandará una llamada perdida cuando estuviera en el portal, pero bueno, a veces se les olvidan las cosas a las mujeres, así que, fui hacia la puerta de mi ático, y como mi teléfono automático tiene cámara para ver quien llama a la puerta, es de estos edificios modernos que les llaman así, vi que era ella. 


¡Ostras! Por no decir, ¡Ostias! Y yo sin vestirme. LE abrí la puerta y sé que por mucho que se tarde en subir a mi planta, no se tarda ni diez minutos. Así que, no me daba tiempo a vestirme, por eso, como solo tardo escasos minutos, creo que dos o tres, pues le abrí la puerta mientras ella salía del ascensor, con mi albornoz.


Para que dar excusas, jajaja, es tontería.


Ella venía con un chaquetón estilo gabardina, pero sin serlo y unas botas negras. Abrigada iba al menos lo que yo veía. ¿Os imagináis esa escena en la que ves a la persona con la que has quedado para tener sexo, porque sabes que es para eso, y piensas “ojalá venga desnuda y tras quitarse el chaquetón, abrigo o gabardina, esté completamente desnuda, sin nada más? Pues nada, mi sueño fugaz no se hizo realidad. También es que, en Madrid, a dos de diciembre, a las ocho de la tarde, tampoco es que haga mucho calor, al contrario, hace un frio mortal, pero siempre tenemos algunos sueños que no se cumplen. Cuando entro, sonriendo, porque yo si estaba con la calefacción casi a tope, enfundado en un albornoz que casi me tapa los tobillos, que lo hice a medida, no me gustan los estándares que se venden, y teniendo en cuenta que ella sabía que poca o nada de ropa tendría debajo de dicha prenda, pues entro sonriendo, mientras yo cerraba la puerta.


No dijo nada.

Se acercó a mí, agarro mi nuca suavemente y me metió directamente su lengua en mi boca.


Atención. A mí, cuando me besan, mi polla se empalma. De siempre. Desde joven hasta el día en el que vivo. Es automático. No he podido controlar eso en mi cuerpo, tampoco he querido.


Pensareis “Bueno, eso es normal en un hombre. Siempre pensamos con nuestra polla” u otras cosas. Pero es que, en mi caso, me puedes besar el cuello, dar masajes, incluso hacerme una mamada, que sí, lo que tiene que subir, sube, pero es meterme la lengua en mi boca y darme un morreo o beso apasionado, y automáticamente tengo mi pene como la piedra en los muelles de puerto que atan las embarcaciones con esas cuerdas gordas. Pues así de dura se me pone tras acariciar mi lengua otra lengua. Pero cuidado, que me pasa solo con las mujeres. Aunque no las toque nada de su piel o cuerpo.


¿Qué pasa entonces con Gema y su beso? Pues que lo nota y se alegra más, por lo que metiendo una mano suya (joder que fría estaba esa mano, y mira que venía con guantes, pero estaba helada) por dentro de la abertura de mi prenda hasta llegar a mi falo erecto y tocarlo enérgicamente. No me hizo una paja porque yo no la deje, sino me la hace mientras me besa.


Hablamos un rato que esto lo pongo en la versión extendida de dicha historia, aquí lo podemos suprimir, y entonces la hago pasar al salón mientras la ayudo a quitarse su chaquetón y ver que llevaba puesto un vestido de punto, de esos que son de lana gorda, llegando a su cuello, y bajando un poco por el medio muslo. Seguí pensando en si no llevaría nada de ropa interior, pero eso tendría que descubrirlo poco a poco.


Me dijo que no tenía prisa en volver a casa, y que, si tomábamos algo, por lo que le pregunte que bebida quería ella, y le enseñe esas maravillosas vistas que tenía. Sé que vivo en una de las mejores zonas de la ciudad, también es cara, todo hay que decirlo, pero me lo puedo permitir sin problema alguno. La lotería de hace años, me hace poder vivir en cualquier sitio sin problemas, lo siento para los que no pueden, pero así es la vida. 


No me iba a cambiar de ropa, total, acabaríamos desnudos en breves momentos, por eso, cuando tenía su copa por la mitad, estando en la terraza, se inclinó un poco, abriendo mi albornoz que lo tenía anudado, y sin cortarse ni un pelo, se metió mi polla en la boca. Creo que estuvo casi media hora degustando ese trozo de carne que tenemos todos los hombres. Y yo, de pie. Mirando las vistas del parque. Algún vecino o vecina que mirará a lo lejos por la ventana, mientras ya estaba de noche, pues podría ver el espectáculo, sobre todo si tenía o unos ojos de águila o unos prismáticos o una cámara de video, pero a simple vista solo se puede ver en los atardeceres de verano, así que, yo como quien no quiere la cosa, estaba contemplando las vistas mientras me estaban haciendo uno de los mejores trabajos bucales y con garganta en mi órgano sexual.


Cuando vi que ya me la había dejado reluciente, la invite a entrar dentro para romperle o bien su boca, o bien su coño o bien su culo, ya fuera en el sofá largo que tengo, o en la cama, o en la ducha, o en la cocina, o en la entrada de mi piso, o en la puerta apoyada ella, o en el pasillo, ya que solo hay dos vecinos en mi planta, y no estaban, ya que me dijeron que se iban de acueducto, o bien en mi despacho. Pero ella me dijo que, si sería una buena forma de empezar que la follara la boca allí, bajo las estrellas y como aún estaba vestida, digamos que calor apenas tenía.


¿Si una mujer te dice que la folles? Follala.

¿Si te dice que la folles la boca? Follala.

¿Si te dice que le rompas el culo? Follala.

¿Si te dice que la dejes con el coño roto? Follala.


Es tontería intentar convencer a esa mujer de hacer otra cosa, porque ellas, aunque no lo creamos, son las que saben cuándo hacerlo y digamos sinceramente, son las que dominan este tema, por tanto, si te lo dicen, no pongáis excusas, lo hacéis y cuanto más se lo hagáis, más os querrán y no se irán con otros que se lo hacen mejor que vosotros mismos. Gema no me quiere. Solo soy su pasatiempo sexual, pero eso lo sabíamos los dos nada más agarrar su cabeza con mis dos manos, meter mi polla en su boca y follarla hasta que vomitará lo poco que había bebido, dejando incluso parte de su vestido de lana manchado de babas.


Y la folle, fuerte, casi me daba a mí más morbo que a ella.

En estos momentos no soy un caballero. Tampoco soy un hombre, solo soy una polla metiendo y sacando de una boca, llegando a la garganta al meter todo y, soy un cabrón, cuando acelero y no pienso en si respira o no, me da igual, si quieren que las follemos la boca, pues como sus vaginas o culos, a follar, pero a veces hay que sacarla para que respiren, porque se ahogan de verdad, casi para poner la cara azul.


Por eso, cuando ya paso un buen rato de follar esa boca, en la terraza, incluso notando que ella estaba de rodillas aguantando mis envites contra su cara, pues se la saque. Le agarre de su melena, la hice que se levantará y subiendo su vestido a la cintura, note que al fin esta puta no llevaba al menos ni braga, ni tanga, es decir, desnuda de cintura hacia abajo.


No me lo pensé ni una sola vez, le metí tres dedos dentro de su cueva. Mojada estaba, para no estarlo, jajaja, con la garganta profunda que le acababa de meter. Ella jadeaba primero recuperando la respiración de la follada de boca que le acababa de hacer y por otro lado, lo rápido y contundente que le hacia la paja, por lo que sabía que necesitábamos los dos penetrar ese coño mojadísimo y ardiendo. Así que mirando sus ojos de puta guarra que tenía brillantes, alce una pierna suya y la apoye en un banco pequeño de madera que tengo, pegado a la barandilla de la terraza, y de frente a ella, apunte mi pene a su coño.


Aquí hago un inciso, porque voy a explicar una de las técnicas masajistas que hay para el clítoris de una mujer sin usar las manos, ni dedos, ni la lengua, es decir, con el capullo o punta de nuestro pene. Lo indico para que toméis apuntes o ideas, porque esto si se lo hacéis a vuestras mujeres (da igual la postura, pero las mejores para ambos son o de pie, frente a frente o de espaldas si la tenéis larga, tumbada estilo misionero, tumbado el hombre y ellas casi cabalgando, o sentada la mujer en silla o sofá y el hombre de rodillas, hay más posturas pero estás las he practicado muchas veces y ellas consiguen tener orgasmos), os tendrán siempre en la mente, ya que si ellas sienten placer con los dedos, sentir nuestro órgano es incluso más placentero para ellas. La técnica es fácil, solo hay que tener aguante de no soltar leche y tenerla dura, pero en cuanto lo practiquéis como unas tres veces, pilláis el truco. El movimiento es como si estuviéramos entrando y saliendo de sus vaginas. Con el mismo ritmo, al principio suave y luego ir acelerando (esto es al gusto de la mujer, nunca del hombre, jajajaja, no todo es beneficio para nosotros) y pegado el capullo a los labios e ir deslizando firmemente, que note la presión sin llegar a dañar. Se agradece la saliva si la mujer no está muy mojada. Y seguir ese movimiento mientras ella siente como esa caricia la hace que empiece a nacer dentro de ella esa explosión de contracciones. Importante, no parar de dar dicho movimiento hasta que ella esté a punto de su orgasmo, ya que los cambios de velocidad o frotación hará que se desconcentré. Importante también no reírse, ni ella ni él, estar concentrados, porque la risa no estimula, sino que desconcentra.  Cuando notéis u os digan que están a punto de tener el orgasmo, aguantar un poco más, pero acelerar dicho frotamiento, casi como cuando nosotros llegamos al orgasmo y sobre todo no soltar leche, porque entonces se acabó el juego. En cuanto ellas tengan el orgasmo, es cuando hay que meter nuestro pene dentro de sus vaginas. Podemos también retirarnos, pero es mejor meter, porque continuamos su estimulación y eso hará que duremos algo más que si seguimos rozando contra su coño, jajaja. Y tras hacer esto durante al menos varios minutos, esas mujeres sabrán que el hombre que las hace temblar las piernas sin meter dentro de ellas, sin tocar con manos, dedos y lengua, será el perfecto amante para estimular su zona más sensitiva de su cuerpo.


Ahora que ya lo he explicado, imaginar lo que le hice a Gema, mientras tenía su pierna apoyada en el banco, mientras me miraba con cara de zorra y sabiendo que solo acabábamos de empezar la follada que ella necesitaba. Ni que decir que me intento meter mi pene en su cueva, pero entonces le dije que mejor dentro de mi ático, empezaba a refrescar. Mientras ella entraba y se quitaba su vestido de totalmente y quedarse solo con sus botas negras, viendo que tampoco llevaba sujetador, yo cerré la puerta de la terraza, sin hacer que las cortinas se juntarán, se sentó en el borde del sofá, tomando un trago de su bebida y abriendo sus piernas, mientras sus manos sujetaban cada pecho, operado, porque ahora si pude ver y comprobar que eran operadas. No hizo falta decir nada. Me quite el albornoz. Me puse de rodillas, agachando mi espalda y le pasé la lengua desde los cachetes de su culo hasta llegar a su ombligo. Eso la hizo estremecer de nuevo su cuerpo.


Pensaba en comer su clítoris, deleitarme, pero también sabía que este nuevo juego le iba a gustar más aún que el anterior.

¿Posición mía? De rodillas y casi pegado a su coño.

¿Posición de ella? Sentada. Piernas abiertas y apoyando sus pies enfundados en esas botas negras en el suelo.

Volví a hacer el ejercicio de antes en la terraza, pero ahora mientras se lo hacía, podía incluso hincar sobre su ano e ir subiendo entremedias de sus labios para llegar a su clítoris.

Lo hice varias veces. Me gusta ver la cara de putas que se les queda mientras se lo hago.

Pero, además, empecé a quitar primero una bota de su pierna y luego la otra, sin dejar de mover mi cadera como si la follara, pero sin hacerlo, con el juego explicado anteriormente. Sé que es complicado, pero hay que ser también atrevido para estimular. Y sé que Gema quería que la penetrará, pero a veces hay que excitar tal grado el cuerpo y mente para que cuando lo introducimos sea una sensación diferente a un mete y saca normal y corriente.


Cuando le quite las botas y la deje descalza, ella estando sentada y queriendo atrapar mi cuerpo para que la penetrará, le azote los pezones duramente. No se lo esperaba, pero incluso hizo que me miraba con esa cara que lo dice todo “o me la metes o te violo ahora mismo, ¡cabrón!” y eso hice. Agarrando de sus muslos, apreté con todas mis fuerzas y se la clave.


Que grito pego. 


No creo que fuera de dolor sino de placer. Al fin la estaba metiendo mi polla gorda y más que lubricada por sus jugos. No me puse condón, para que hacerlo, si ya se la había metido. 


Seguía azotando sus pezones con el final de mis dedos.

Gritaba, pero sonreía.

Quería más por eso empecé a follar fuerte ese coño.


Gema se abrazó a mi cuello y note como le temblaba el interior de su cueva, tenía un orgasmo, no sé si sería el primero, pero lo estaba teniendo, y yo seguía metiendo y sacando tan fuerte como podía.


¿Ella quería sexo salvaje? Pues yo la estaba follando cual puta era en ese mismo momento, porque yo la había puesto así.


Ahora le sacaba mi pene del todo, dejando incluso la abertura muscular de su vagina y se la metía de golpe. Esto las vuelve locas. Pero hay que apuntar bien, porque si no entra, sube para arriba y frota con toda la dureza de la embestida sobre su clítoris, que también es estimulante pero mejor dentro de ellas.


Seguí metiendo y sacando del todo. La estaba empotrando mientras estaba sentada, no se apoyó en el sofá, seguía abrazada a mi cuello mientras jadeaba y gritaba a mi oído, casi me quedo sordo, y cada vez que se lo repetía, ella gritaba más, solo sabía que tenía otro orgasmo cuando cerraba la boca y notaba como temblaba todo su cuerpo. No sé cuántos orgasmos tuvo, pero más de dos, sí. 


Acababa de encender la puta guarra zorra salida de la hembra que toda mujer tiene escondida dentro de ella, y ahora no había vuelta atrás. Me agarro de mi culo y apretaba para que no saliera de ella cada vez que me salía, porque me quería dentro. Esto no lo hacen las mujeres para decirnos que sigamos sino para que realmente no paremos de hacerlo, porque ellas están totalmente entregadas a ese macho que las monta o las penetra. Ellas saben cuándo es un macho que las va a destrozar y cuando es un polvo normal y corriente, por eso cuando yo empecé a tener ganas de soltar leche, podría haber llenado el interior de su vagina, pero entonces me levante, agarre su cabeza, le obligue a que abriera su boca, metí varias veces fuerte en su boca y le descargue toda mi leche dentro de su garganta. Hasta que no me vacié, no se la saque, para que ni pudiera paladear mi semen, sino que lo tragará entero. Creo que eso le molesto, porque luego me dijo que a ella le gusta saborear nuestro néctar, pero bueno, cuando se folla de verdad, no podemos cumplir todos los deseos, ojalá.


Tras acabar de tener yo mi primer orgasmo, me senté a su lado y dejé que me limpiara lo poco que quedaba alrededor de mi pene sobre sus babas y líquidos de sus orgasmos, aparte de que ella quería poner dura de nuevo, para hacer otras posturas, por eso la deje que jugará el rato que quisiera, mientras yo descansaba de la primera follada a esta mujer.



Obviamente no íbamos a dejar nuestro encuentro aquí, por lo que ella al estar totalmente excitada tras nuestro primer asalto, que mejor que subirse encima de mí, reconozco que me gusta que la mujer se suba encima de mi cuerpo y se deleite para excitarse más, unas lo hacen más sensual y otras lo hacen como les gusta, pero Gema hoy parece ser que lo quería guarro y muy duro, y como ella sabe poner las pollas duras sin usar ni su boca y lengua, sin usar sus manos, sin usar ni sus tetas, solo con el movimiento de su cadera mientras su coño aplasta todo mi pene, además de que antes en la terraza le había gustado mucho el ejercicio de presión polla-clítoris, pues eso hizo ella, teniendo la ventaja de que yo no presionaba, además que solo con dejar caer su cuerpo sobre el mío, digamos que la gravedad haría la presión justa para que estimulará sola su botón mágico, que por cierto, estaba muy bien escondido entre los labios, para quien no sepa donde se encuentra un clítoris, no se suele estar como los pezones, que se ven (bueno, algunas mujeres lo tienen muy pronunciado, pero no es lo normal) sino que en el nacimiento de los labios que abren el sexo de la mujer, se encuentra dicho musculo escondido por algunos pliegues de labios o piel, pero aquí no pienso dar una clase de anatomía humana, para eso está internet, solo doy pistas para los que aún no saben dónde está uno de los mejores músculos femeninos que son solo y para estimular la excitación. No tiene otra función, una maravilla de la naturaleza, la verdad sea dicha. Pero al lio.


Gema comenzó a frotar enérgicamente su cadera (podría haber empezado suave, o incluso con movimientos sensuales, pero hoy ella no quería nada con pasión, otras veces si lo ha querido, que hemos quedado más veces). Ella indico claramente “sexo salvaje” y eso es lo que hizo. Saliendo de su boca, cayo entre sus tetas una gota grande de saliva que se estrelló en mi capullo, y que podría haberme hecho una mamada dejando la saliva, pero a veces lo que puede parecer guarro es lo contrario, es realmente ardiente, porque tras empezar a esparcirse sobre mi piel, pego sus labios y como si estuviera montando un caballo, me cabalgo pero sin levantar su cuerpo pegado al mío, dicho de otro modo, movía su cadera escasos centímetros balanceando para hacer que no solo yo me pusiera duro como una piedra sino que ella se pusiera bien cerda y cachonda, así mientras sentía como crecía a mas no poder mi pene, ella se masturbaba sola contra mí. Creí que no pararía, porque mientras tanto se estiraba de sus pezones, incluso a veces se metía ella sola uno o dos dedos en su ano, sabía que en algún momento le rompería el culo con ganas, porque una mujer como ella, sabe que le van a destrozar analmente si el hombre le aguanta. Así que, siguió con su juego de “te monto sin montarte” y así, llego otro orgasmo de esta verdadera zorra.


Se quedó quieta.

Me miro a los ojos.

Pellizco uno de sus pezones.

Dejo sus dedos quietos dentro de su ano.

Abrió la boca.

Salió un grito que creo que le nació de dentro de sus ovarios, porque fue tan profundo que eso no lo había escuchado en ella en todo el rato que llevábamos follando. Hay que tener buen oído y estar atento para saber cuáles son sus sonidos especiales.

Vibraron sus piernas.

Yo estaba como cuando estas tumbado en el sofá o en la cama que no te apetece hacer nada, pero tienes que hacerlo y disfrutas de las vistas, pero con el consabido de que esta pedazo de puta de mujer casada, me había vuelto a poner la polla dura como las vías de acero del tren, calientes y duras.


¿Qué podría hacer yo ahora? Muchas cosas. 

Follarla y mientras ella se seguía tocando los pezones y apretar sus tetas.

Dejar que me montara como una amazona experta.

Intentar romper su culo, ella se lo estaba dilatando con los dedos.

Cambiar de postura y reventar su coño y culo a intervalos.

Esperar a ver que le gustaba a esta zorra.


Pero no hice nada de eso, bueno, en parte. Me dedique a algo que muchas mujeres desean en dicha postura, pero cuando se lo hacen, se arrepienten porque es un cumulo de sensaciones que incluso temen a tener una meada (en inglés se llama squirting, y en español vulgar se llama “te meas de placer”) pero no con mi pene, sino con mis dedos, porque si hay otra cosa que se hacer muy bien es mover y estimular el clítoris de una mujer mientras me cabalga mirando mis ojos o el techo o hacia arriba. Prueben dicha acción que voy a relatar, por tanto, sigan tomando apuntes, porque esto sí que hace que la mujer sepa realmente que el hombre que han elegido es un verdadero macho que sabe sacar la tigresa, zorra, leona, pantera y cualquier animal que ande con cuatro patas, en femenino de una mujer normal y corriente.


¿Importante para este ejercicio sublime?


Saliva en nuestros dedos. Tienen que estar mojados para no lastimar nunca dicho musculo, porque tampoco se lubrica solo.


Estamos en que la mujer no se ha metido aún nuestro pene dentro de su vagina, coño, toto, concha, o como quieran llamarlo. Pero están apoyadas o mejor dicho, sentadas en él. Estimulando sus labios mayores e inferiores. Ambos tenemos ganas de meter y recibir, pero esto es el previo para ello.


Se puede usar tanto los dedos gordos, como índice o corazón o incluso tres o cuatro dedos, pero recomiendo empezar primero con el gordo, pero sin presionar mucho contra ellas, por un simple motivo, no es un botón o un pulsador que si lo presionas se activan todo su cuerpo, sigue siendo un musculo, no es tampoco como el pezón o la teta, y menos aún como el culo o el ano o esfínter, es un musculo muy delicado que solo ellas saben cómo usarlo, porque está en su cuerpo desde que nacen, pero nosotros tenemos que ser igual de delicados que ellas e ir aumentando el grado de presión y movimiento.


Mientras notan el dedo presionar ligeramente, ellas sentirán por dentro de su cuerpo un cumulo de pinchazos (no todas permiten que les toquen en pleno folleteo, y otras simplemente prefieren solo que sean las lenguas, pero hacer caso a este ejercicio y veréis como les gusta también), que realmente son estimulaciones que llegan a su cerebro. Mientras presionamos muy sensible, empezamos a dar giros minúsculos sobre su clítoris, para que sepan (que lo saben ellas, jajaja, sienten), en círculos muy pequeños, apenas se puede decir que sean círculos, pero cuando veáis que vuestro dedo le cuesta un poco seguir ese movimiento, meteros el otro dedo gordo o pulgar en vuestra boca o en el de ella, ambos tenemos bastante saliva. A ellas a veces les gusta que se lo metamos, sobre gustos, los colores del arco iris, y cuando esté lo suficientemente lubricado, lo cambiáis por el que está en su clítoris, para seguir haciendo lo mismo que antes, mientras el primer dedo pulgar sube a la boca de ellas. Dicho movimiento con el pulgar en círculos pequeños, hay que hacerlo un poco más acelerado, para que noten que realmente vais a destrozar sus cuerpos, por eso, mientras ellas siguen moviendo sus caderas, porque les gusta y mucho, y aunque os separen vuestras manos de dicha zona, ser enérgicos y no quitarlas, que sepan quién manda ahora mismo. 


A la vez, ellas intentarán distraernos con sus cuerpos, incluso intentarán meterse nuestras pollas en sus vaginas, y aquí, señores o señoras, me da igual, no podemos hacerlo, aunque tengamos muchas ganas, por un simple motivo. Hay que ponerlas bien putas. Así, luego, cuando nos cabalguen, nos destrocen vivos y nos dejen sin aliento, porque lo hacen.


Gema estaba sintiendo mi dedo pulgar en su clítoris.

En su boca tenía mi otro dedo pulgar.

Mi pene estaba siendo masturbado por sus labios y botón del placer.

Ella quería cabalgarme cual amazona desnuda.

Pero estuve digamos que dos orgasmos suyos solo moviendo mis dedos pulgares en su clítoris, para hacer que, si quería sexo duro y salvaje, también se puede hacer sin penetrar.

Digo dos orgasmos, porque en cuanto tuvo el primero con mi pulgar moviéndose en círculos sobre su musculo, ella empezó a tener un orgasmo, pero no paré. Seguí. Me daba igual que me pidiera que dejará de tocar su botón. Incluso me pedía que la penetrará, pero yo no lo hice caso. ¿Por qué? Muy fácil. Porque cuando una mujer tiene un orgasmo, su vagina, sus labios, su clítoris e incluso, todo su cuerpo, está muy sensible y cualquier movimiento que le hagamos no se duplica, sino que es cuatro veces más intenso, por eso, le obligue a su cuerpo a que encadenará otro orgasmo, haciendo incluso que casi perdiera el conocimiento, ya que esos orgasmos que te desmayan por unos instantes, son los polvos salvajes, que te dejan sin apenas fuerzas.


Cuando Gema volvió en sí, ahora ya sabía que tenía a una verdadera hembra bien puta y salida, que me iba a destrozar mi polla cabalgándome y haciendo que le llenará por el agujero que se lo metiera. Es lo que toda mujer quiere y necesita, pero hay un pequeño problema en mí. Tardo más de dos horas desde mi primer orgasmo en tener el segundo, con lo que una mujer sin saberlo, creerá que enseguida le llenaré de leche, pero mis amigas saben eso, y quien desea una follada larga de horas sabe que yo puedo estar duro, empalmado y súper excitado, pero si antes he sacado semen de mis testículos, ahora les costará sudor y mucha saliva volver a tener en su cuerpo, para mí, siempre dentro de ellas, para ellas, dependiendo de la amiga.


Gema aún no lo sabía, por tanto, en cuanto recupero las fuerzas de su orgasmo encadenado, se metió mi pene en su vagina, no hacía falta hacer mamada, estaba tan lubricada, que le entro de un solo empujón. Se puso en horcajadas (cuando se ponen así, tardamos poco en soltar leche, jajaja) y creyendo que me iba a vaciar mis huevos, movió su culo de arriba hacia abajo, enérgicamente, mientras me follaba, porque yo solo estaba quieto, estirando un poco sus pezones, pero nada más hacia.


No miento cuando os digo que cayo agotada encima de mi cuerpo tras otros dos orgasmos suyos, ahora no encadenados.


Jadeábamos como cerdos antes de la matanza.

Sudábamos como dos pollos cuando los asan en un horno.

Tuve que bajar la calefacción incluso poner algo de frio porque en ese momento estábamos en un ático que no sería como el infierno, pero la entrada a una cueva volcánica si, ¡joder que calor hacia!, hasta las ventanas cerradas estaban empañadas de todo el calor que nuestros cuerpos estaban desprendiendo (como cuando una pareja folla dentro de un vehículo en pleno invierno, pues igual).


Y entonces decidió que era momento de que le rompiera el culo, pero después de recuperar un poco su cuerpo y aliento.


Para follar o romper un culo hay miles de posiciones, aunque no lo crean, sobre todo a una mujer, porque las mismas posturas que les damos cuando taladramos sus vaginas, nos sirven para sus anos, pero yo tengo tres predilectas. Os pongo aquí una de ellas, que no es nada del otro mundo, pero apenas las usan la gente, no sé el porqué.


Yo voy a explicar cómo lo hago con mi sofá, puede que no todo el mundo tenga el mismo, pero ya veréis porque lo hago en este mueble del salón y no en otro o en la cama.


Mi sofá tiene los reposa brazos redondos, es decir, como si fuera un sillón o una butaca con reposa brazos. Quien sepa como es, sabrá que dicho reposa brazos al ser cilíndrico es perfecto para sentarse y estar con las piernas abiertas. También sabrán que tiene normalmente un tamaño de longitud que no llega al metro de largura, perfecto para que la mujer u hombre, aquí no hay distinción de sexos, se siente de espaldas a quien le va a perforar su culo. También indico que quien penetra no se debe de sentar, como no sea en el aire.


Vale, importante, lubricar mucho el ano, tanto por fuera como por dentro, así como el pene o juguete si se va a meter.


La mujer, en este caso Gema, le indique como ponerse, casi tumbada en el borde del reposabrazos. Esto es simplemente para que ella esté cómoda y su cuerpo esté sujeto, así no ponemos los músculos tensos aguantando su cuerpo, sino que lo deja caer y no tenemos presión en los glúteos.


Unte bien mi polla de lubricante.

Unte muy bien su culo, por dentro eche un chorro de lubricante que para eso tengo un aplicador para meter, aparte de que como aún no le había metido nada, lo tenía cerrado. 

Me unte mi polla con bastante lubricante, solo para que entrara sin apenas hacer esfuerzo, digamos que empujas y entra.

Ella, como ya había follado muchas veces por su culo, digamos que lo tenía bien abierto, por lo que mis dedos y mi polla entraban sin problemas.


Yo, estando casi pegado a sus piernas, le agarre de su melena, primero suave y cuando empecé a meter dentro de su culo maduro, tire hacia mí, por una simple razón. Cuando estiras de la melena de una mujer, por defecto se estira su espalda, haciendo que se quede algo rígida y ofreciendo su culo en una posición de ángulo de cuarenta y cinco, lo que permite mejor entrar.


Claro que no se la metí suave, le di un empujón mientras tiraba de su melena hacia mí. 


Y grito. Pero me da igual. Ya estaba dentro de esta puta casada.


Me agarre a sus hombros y entonces empecé a meter y sacar duramente, pero lo bueno de esta posición es que la mujer se encuentra semi sentada en el reposabrazos, digamos que su clítoris está completamente apoyado y claro, con los movimientos de las embestidas que le daba en su culo, rozaba su clítoris contra ese reposa brazos, haciendo que simplemente mi movimiento y su cuerpo, estimularán si musculo de solo masturbación. ¿Qué conlleva esto? Pues que se ponga mucho más puta la mujer. Está sintiendo un doble o triple placer. Primero su culo está siendo follado. Segundo, su clítoris está siendo masturbado por el sofá. Tercero, ella sabe que no pienso de empotrar su culo hasta que me vacié dentro, por lo que es más tiempo. 


Por eso, cuando te follas a una puta casada o una mujer casada que te dice que la rompas, al no tener que usar tus dedos y manos para estimular sus pezones o su clítoris, porque ya lo hace el sofá, puedes agarrar su melena y estirar, puedes azotar su culo con ambas manos, o incluso la puedes destrozar porque aquí si se empotra, no se mete, no se folla, simplemente son movimientos de tu cadera que incluso no tienes ni que apoyarte en ningún lado, por eso yo estaba genial follando el culo. Gema estaba jadeando por el placer que el sofá y mi polla le estaban dando. Además, de su boca salía de todo, incluso gritos para que no parara de hacer más y más duro. Como estaba bien lubricada, eso le daría incluso múltiples orgasmos, que toda mujer sabe que el clítoris es mortal cuando saben tocártelo.


Así que estuve empotrando a Gema hasta que me vacié dentro de su recto, y ella no sé cuántas veces tuvo orgasmos, que salían por su cueva y manchaban mi sofá, por eso lo tengo de color negro, para que apenas se noten dichos fluidos, jajaja, aunque siempre es bueno poner una toalla por si la mujer mea mucho o suelta demasiados líquidos en esta postura, porque los sueltan.


Esta es la manera que me follo a hembras, me da igual que sean putas, damas, calladas, tímidas o simples ninfómanas, cuando llegan a mi ático, son solo hembras y saben que no vienen a pedir arroz o sal, están para lo que ellas saben que les voy a dar.






Gracias a quien le haya gustado. A quien no le guste, lo siento mucho, no leo las mentes para saber los gustos de la gente en temas sexuales, y si lo hiciera, puede que no me gusten a mí, aparte de que yo solo escribo lo que me ha ocurrido en realidad, no invento nada, solo los nombres de las protagonistas, por una cosa muy importante para mí y para ellas, discreción, respeto y sobre todo, privacidad. 




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